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Tipos de naves industriales

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Tanto en los  proyectos de construcción como en las empresas que están buscando naves industriales para su negocio; puede entrar en juego una cuestión muy importante: el tipo de edificación.

En pequeña escala, elegir una bodega no representa gran problema ya que sólo se busca un espacio donde almacenar productos. Pero en la cuestión de las grandes compañías, no sólo se trata de guardar, sino también de asentar la producción y operación. De ahí que el término de nave industrial sea más correcto. Luego, estas serán de diferente tipo de acuerdo con las necesidades específicas de cada persona.

En este artículo veremos de manera general los tipos de naves industriales y las ventajas de cada uno de ellas con el fin de diferenciarlas y saber un poco más sobre este tema del sector industrial.

 

Naves industriales con estructura de acero

En un artículo anterior tratamos el tema sobre la importancia del acero en las construcciones modernas. Por tanto, no es de sorprender que uno de los tipos de bodegas y naves industriales tenga a este material como la base en su estructura.

Gracias a su resistencia, muchas veces no es necesario que haya pilares dentro de la bodega. Lo que permite espacios más amplios para una mejor distribución y acomodo de maquinaria e inventario.

Otra de las ventajas de construir con acero es que son ligeras comparadas con el siguiente tipo (hormigón), y por ello disminuye el costo para la cimentación. Y, en cuanto al ensamblaje, es fácil realizarlo mediante anillos.

Se privilegia el uso del acero cuando se trata de edificios con probabilidad de crecimiento y cambios de cargas; además de territorios con grandes espacios libres. Donde menos es recomendable es cerca de atmósferas marinas o laboratorios donde es continua la carga de fuego.

 

Naves industriales de hormigón prefabricado

El hormigón prefabricado tiene a su favor que muchas estructuras pueden estar preconstruidas en una fábrica, lo cual permite tenerlas listas para usarse. Es decir, no habrá que esperar a que sean elaboradas dentro de la construcción. A diferencia de las naves de acero, las de hormigón poseen una gran fortaleza ante los incendios.

Estas partes sólo tendrán que ser ensambladas, para así dar mucha ventaja al tiempo de la edificación. Pero, aunque son muy resistentes, no permiten tener bodegas de mucha altura, a menos que se añadan otros materiales a la estructura. Además, la construcción se sujeta a estas piezas; lo que limita la libertad de creatividad en cuanto a la forma del edificio.

Entre sus desventajas más pronunciadas está, primero, el que no pueden ser construcciones demasiado altas por lo ya mencionado anteriormente. Y segundo, que la iluminación natural es difícil de lograr (más no imposible) debido a que la edificación no puede tener gran altura.

Naves industriales de hormigón in situ

A diferencia del tipo de bodega anterior donde el hormigón llega al sitio de construcción previamente tratado, en las bodegas “in situ”, la preparación es en el lugar. Es decir, donde se harán los procesos constructivos (amasado, vertido, fraguado y curado).

Se irá determinando la forma requerida para la edificación en lugar de trabajar con piezas preestablecidas. Así que se tiene un poco más de libertad en cuanto al resultado final, ya que no se depende de cómo vengan desde fábrica los bloques y demás estructuras de hormigón.

Bodegas mixtas

Este tipo de bodegas consisten en una combinación de las dos anteriores: estructuras de acero y hormigón.

Se puede ahorrar en el apartado económico puesto que los procesos de pretensado y postensado durante el montaje, mejoran el desempeño de las estructuras.

De este modo, es mucho más fácil crear espacios de diferentes dimensiones y divisiones en una misma bodega.

 

Como pudiste notar, las características de cada material dan ventajas, las cuales son determinantes según la empresa que las necesitará. Así pues, no es que una sea mejor que la otra, simplemente es necesario ver primero el proyecto.

 

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